Se acaba el tiempo para los bosques, pero se puede invertir la tendencia

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*Gestionar bien los bosques es posible y en América Latina hay pruebas, México es una de ellas.

Con información de la ONU

Fotos: IRIN/Charles Akena; ONU / Eskinder Debebe

Talar un bosque tiene consecuencias que van más allá del medio ambiente. Los árboles proporcionan alimentos, medicinas e ingresos económicos a muchas comunidades.

Por eso, detener la deforestación y gestionar bien estas áreas es clave para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

El informe El estado de los bosques del mundo de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) indica que entre 1990 y 2015, la superficie forestal del planeta disminuyó del 31,6 % de la superficie terrestre al 30,6 %, aunque el ritmo de pérdida se ha ralentizado en los últimos años. La mayor parte de esta pérdida tuvo lugar en países en desarrollo, en particular en el África Subsahariana, América Latina y Asia Sudoriental.

Sin embargo, invertir esa tendencia es posible. El informe arroja luz sobre las profundas relaciones que existen entre los árboles y las metas de la Agenda 2030, y señala como principal reto preservar la superficie forestal mientras se aumenta la producción agrícola para alimentar a una población que no para de crecer.

Sabemos que es posible hacerlo”, responde Eva Muller, la directora del departamento forestal de la FAO. En 2016, la Organización hizo un estudio analizando los países que han mejorado la seguridad alimentaria y que han mantenido o aumentado la cobertura forestal. Descubrieron que hay más de 20 que lo lograron en los últimos 25 años. “No es necesario cortar bosques para mejorar la producción agrícola”, señala.

En América Latina hay varios ejemplos de gestión exitosa de los bosques:

Costa Rica

En los años 80, Costa Rica perdía mucha cobertura forestal y tomaron la decisión de frenarlo. Para ello establecieron un sistema de pagos por servicios ambientales. El Estado paga a los propietarios de los bosques una suma por hectárea.Compensan a los propietarios por mantenerlos y no cortarlos para crear terrenos agrícolas.

“Este sistema existe todavía después de 20 años y ha sido muy muy exitoso. Costa Rica tiene un 52% de cobertura forestal. En los últimos años ha aumentado mucho”, explica Muller que pasó varios años trabajando en este país.

Costa Rica se ha convertido en uno de los principales destinos ecoturísticos del mundo. En 2016 el país recibió 2,9 millones de turistas extranjeros. El 66% de los visitantes afirmaron que el ecoturismo era uno de sus principales motivos para visitar el país.

México

México también estableció un programa de pago por servicios ambientales. Además, las reformas constitucionales de 1992 reconocieron el  derecho de las comunidades sobre sus bosques, excepto a vender la tierra. En 1997, el Estado puso en marcha un programa para ayudarlas a crear empresas forestales. En la actualidad, más de 2300 grupos comunitarios gestionan sus bosques para la extracción de madera, lo que genera considerables ingresos para las comunidades y los hogares.

Algunas comunidades se han especializado  y han ganado competitividad internacional, lo que les permite exportar productos derivados de la madera a Estados Unidos. Los beneficios se utilizan para invertir en educación infantil.

En el estado de Quintana Roo, la producción y elaboración de estos productos genera ingresos y, por lo tanto, constituye un escape de la pobreza. 

“Si las comunidades tienen el derecho de manejar sus recursos boscosos, la cobertura forestal se mantiene porque es en su propio interés mantenerlo. Ya no tienen el estímulo de deforestar si ellos pueden sacar ganancias con el bosque mismo”, explica Muller.

Guatemala

Las empresas forestales comunitarias, con el apoyo de ONG, donantes y organismos gubernamentales, gestionan más de 420.000 hectáreas de tierras situadas dentro de la Reserva de la Biosfera Maya en Guatemala.

El Estado de Guatemala otorgó concesiones forestales. En el plazo de un año (de octubre de 2006 a septiembre de 2007) las empresas obtuvieron unos ingresos de 4,75 millones de dólares por las ventas de madera. Además, generaban más de 10.000 empleos directos y unos 60.000 indirectos. A los trabajadores se les pagaba más del doble del salario normal.

Bolivia

El Gobierno ha fijado como objetivo que las áreas boscosas ocupen al menos el 50% de la superficie del país y ha reconocido el derecho de los pueblos indígenas a la tierra, favoreciendo políticas redistributivas. Según la FAO, “han sido mayoritariamente exitosas”.

El Gobierno aprobó una amnistía a la deforestación ilegal con la condición de que los pequeños propietarios de tierras implementen programas de restauración de los bosques y de agricultura sostenible.

“También hay posibilidades de vincular el rico patrimonio cultural y natural del país para ampliar el papel del turismo y el ocio, como fuente de empleo y crecimiento y como un incentivo para la gestión sostenible de los recursos naturales”, sostiene el informe.

Deforestación y cambio climático

Según el informe, la deforestación supone la segunda causa principal del cambio climático – después de la quema de combustibles fósiles- y representa casi el 20% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero.  Esto es más que todo el sector del transporte del mundo. Entre un 24% y un 30% del potencial total de mitigación se puede obtener mediante la detención y reducción de la deforestación tropical.

En los lugares en los que la demanda de carbón vegetal es alta, sobre todo en el África Subsahariana, Asia Sudoriental y América del Sur, su producción ejerce presión en los recursos forestales y contribuye a la degradación y deforestación, en especial cuando el acceso a los bosques no está reglamentado.

Según el informe de la FAO, la proporción de personas que dependen de la leña varía del 63 % en África al 38% en Asia, y el 16% en América Latina.

Los bosques gestionados con fines de conservación de suelos y aguas han aumentado en todo el mundo en los últimos 25 años, con la excepción de África y América del Sur. Sólo el 9% de la superficie forestal de América del Sur es gestionada con el objetivo de proteger el suelo y el agua, muy por debajo del promedio global de 25%.

Relación entre bosques y pobreza

Los bosques y los árboles proporcionan alrededor del 20 por ciento de los ingresos de los hogares rurales de los países en desarrollo. Sin embargo, según el informe, existe una sólida relación entre las áreas de cubierta forestal extensa y las tasas de pobreza elevadas: en Brasil, por ejemplo, algo más del 70 % de las áreas de bosque cerrado (más del 40% del suelo cubierto por bosque) tenían tasas de pobreza elevadas.

Según el informe, en América Latina, 8 millones de personas subsisten con menos de 1,25 dólares al día en los bosques tropicales, sabanas y sus alrededores,

A nivel global, más de 250 millones viven por debajo del umbral de pobreza extrema en dichas zonas: 63 % están en África, 34 % en Asia y sólo el 3 % en América Latina.

Si bien la participación de América Latina en el total global es baja, cabe destacar que la vasta mayoría (el 82%) de quienes viven bajo la línea de la pobreza en las zonas rurales de América Latina, viven en bosques tropicales, sabanas y sus alrededores.

Con un total de 85 millones de personas viviendo en los bosques tropicales, sabanas y en sus alrededores en América Latina, cuidar los bosques será un factor clave para avanzar hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Recomendaciones

La FAO asegura que para lograr los objetivos mundiales es necesario adoptar medidas urgentes para conservar los bosques, y recomienda “un enfoque global que promueva los beneficios de estos y los árboles y en el que intervengan todas las partes interesadas”.

  • Integrar las medidas en materia de bosques, agricultura, alimentación, uso de la tierra y desarrollo rural y nacional.
  • Garantizar la tenencia de tierras a lo más vulnerables para erradicar la pobreza y el hambre.
  • Incluir los enfoques territoriales en las políticas de desarrollo.
  • Contar con la participación del sector privado.
  • Crear espacios verdes en zonas urbanas.
Bosque de manglares en una reserva natural en Guatemala (FAO / R. Grisolia)
Bosque de manglares en una reserva natural en Guatemala (FAO / R. Grisolia)

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