Una mano poderosa

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Enrique Jaimes Escobedo.- 

Una mano poderosa, un monstruo con mil pies y cabezas lanzan su amenaza: Debe salir, abandonar el lugar.

Obstinado y triste, trata de guarecer las ventanas, reforzar los muros. Porque no son sólo las habitaciones, los muebles, las cosas; son las voces que a diario lo visitan, los ojos que le sonríen, los rostros que le admiran o recelan, las palabras que le alientan o arrojan un reproche.

Insomnio, no cesa la tormenta.

Es de madrugada. Brama el río. La tempestad arrasa con ventanas y puertas, invade los rincones. Afuera flotan las cajas, los refrigeradores, estantes, muebles y camas.

Aquella mano le penetra el pecho, le oprime hasta la muerte.


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