SILENCIOS ESTEREOFÓNICOS… ¡“Tres en uno”, aceite para el alma! (*)

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Félix Morriña

Mami, hace mucho no tenía lindos sentimientos. Tuve una “reunión sideral” con seres únicos que me han apoyado desde hace 25 años como el mejor acto de amistad existente. Es una familia que ha estado presente tras bambalinas en mi existencia. También son “Tres en uno”. Nos cuidamos de manera mutua en este ejercicio de la libertad de expresión. Su reciente viaje a viejos continentes (africano y su inmediata conexión europea, mi amada Lisboa, la del multifacético Fernando Pessoa, pasando por el indescriptible desierto del “Sahara” y los ensoñadores cánticos “bereberes”), antes de la pandemia, me hicieron sentarme a escribir tres cartas en una sola toma primigenio amore mío, como aquél producto aceitoso llamado “Tres en uno”, ese que resolvía todo en cuanto a lubricación casera se trataba.

Aprovecho adorada sabia madre en este tiempo aciago para millones en el orbe, por la pandemia del #Coronavirus y sus derivados macroeconómicos, políticos y socioculturales, para mirar dentro mío. Agradezco en sanidad metal y espiritual, haberme dado la oportunidad de agradecer en vida por quien estás de luto. Me despedí, de la tía Josefina, agradeciéndole haberme ayudado en mi notable crecimiento, junto con el resto de la familia Galindo Méndez, también mi familia.

Madre, me estoy dando oportunidad de echarme clavados muy internos, hasta el fondo de esta esencia hecha cuerpo, cual Maradona “in crescendo” desde el fondo del mar de los excesos, saliendo avante, una y otra vez, para ser Ave Fenix y reinventarme de nuevo, para ser feliz y servir a los que me conciernen y necesitan, como tú me enseñaste mujer de conocimiento prehispánico, ésa desvanecida y desaprovechada sabiduría, desdeñada por la contemporánea y vanguardista ignorancia, pero salvaguardada por los que deben y saben de manera discreta.

Madre: ¿Recuerdas cuando te dije que esta vida es como tirarse, sin feliz término, al vacío desde alturas insospechadamente imaginarias? Que para nosotros vivir en la incertidumbre era pan de todos los días, y no un capricho del sistema capitalista en un mal día para la Bolsa de Valores. ¿Cuántas veces hablamos, por horas, sobre el porvenir de la humanidad? ¿Qué hemos hecho con ella y nada por ella? ¿Cuántas veces no te dije que somos un mal trazo de un pésimo pintor, siempre aspirante y nunca artista? ¿Tenemos legado? ¡Madre, no pasa nada, sigamos agradeciendo por lo que tenemos!

Llorábamos por horas madre, cuando era destacado y reconocido bachiller en plena actitud-aptitud para ejercer lo aprendido en “casa hogar-cuna esencia- conocimiento”, porque nunca mi padre asumiría esta realidad como era conveniente para la familia, porque para su arrogante machista casta española, Juan de Dios, las cosas debían ser a su manera hasta su muerte, y aún sigue implementando su ley a toda costa. ¡Madre, él no se está fallando, sigue haciendo lo que ha dicho: su ley!

Siempre rendiré pleitesía al genuino y sabio conocimiento de ambos progenitores para sobrevivir a todos los riesgos que corre un periodista de mi generación a lo largo de ya tres décadas. Lo digo así, porque todo está cambiando queridos padres, desde hace tiempo. Mi profesión, que me ha dado brillantes e inolvidables momentos en cada rubro socioeconómico, político y cultural, ha desaparecido como lo sabíamos hacer. Nos hemos adaptado como hemos podido a los cambios, como ustedes a su edad y difíciles condiciones. Lo que está sucediendo ahora mismo en el mundo, nos permitirá padres, una vez más, poder contar nuestra historia como registro de un positivo y mejor mensaje para la humanidad, desde lo más humilde posible, pero sobre todo: reinventándonos, cual David Bowie y su maravilloso “Starman”, o como Sir Elton Jhon con su genuino “Rocketman”, ambos muy presentes durante la extinción de la versión Windows 8 de mi sistema numérico decimal y de la Matrix.

¡El mundo ya no es, ni será el mismo!

Debemos adaptarnos una vez más, si queremos sobrevivir con lo último que nos queda de vida. Sabemos la familia que somos. Para fortuna de cada uno de los integrantes de este “crew” (equipo) para la vida, todos han cargado su cruz y ayudado a otros en varios momentos para prevenir no más de tres caídas, como reza ese canto. A pesar de todo, y a contracorriente, hemos hecho de todo para sanarnos, para lamernos las heridas bien ganadas y signadas como familia.

Nos hemos perdonado en varias ocasiones por las omisiones, faltas y detalles propios de la moral mexicana y latinoamericana. Al final de todo contratiempo, viento y marea, hemos sacado la casta. Volveremos a donde empezamos: Ser familia, trabajar en comunidad en el barrio, compartir alimentos, como en la época en la que la vecina iba a casa por una taza de café o azúcar que requiriera; estar dispuesto y disponible para las tareas que se vayan asignar de manera colegiada. ¡Volveremos a empezar de cero!

¿Una vez más? ¡Sí madre, así nos tocó!, pero ahora de manera civilizada, ¡por favor!

Mami, ahora el tiempo se me va como agua entre las manos, y eso me gusta, porque fluye, pero me sorprende en demasía. Siento que el tiempo, como nos lo habían enseñado, ha cambiado por completo. ¿Sabes madre Margarita Méndez Aguilar?: estoy aprendiendo lo mejor que me faltaba por aprender en estos brillantes momentos de grato encierro creativo y  proceso sanador. Todo lo que sé hasta ahora, lo aprendí de la academia, creencias, mitos y derivados, como de usted y de Juan de Dios, mi padre, ese arrogante e insoportable ser humano, tan beligerante al momento de enseñar a su único hijo vivo, de tres, a sobrevivir a toda costa de varias desgastantes y fatídicas batallas con la mayor diplomacia existente. ¡Cachetada con guante blanco, me ha dado mi padre sin él siquiera saberlo! ¡Gracias!

Hace mucho que no me sorprendía de verdad. Es mágico ver todo vacío, me recuerda los años 70 del siglo pasado caminando por doquier, siendo uno en plenitud. He logrado bailar de nuevo sobre mi propio eje, como usted sagrada, fiel y amorosa progenitora. Me estoy dando tiempo, madre Socorro, tu segundo nombre de pila, para reaprender tus sagradas y sabias enseñanzas de las últimas décadas del Siglo XX, al que, en definitiva, más en estos momentos tan difíciles para el mundo, me debo.

Seguro seguiremos comunicándonos de esta forma por largo tiempo, muy al estilo de esas cartas que llegaban tras un mes de espera, todas escritas a mano, de puño y letra. Gracias por darme buena cuna, por enseñarme a ser como soy: un ser independiente que aprendió a pedir las cosas como debe, para dar lo mejor de uno a los demás y para seguir evolucionando.

Madre, por acá no se acaba la tinta, sino las ideas acumuladas por el cansancio neurológico. Dales mis saludos y sentidos afectos a todos y cada uno de tus hijos, vivos y muertos. ¡Salud por todos los que ya no están y ofrendaron sus vidas por nosotros, sin saberlo!

Recuerden: ¡Nos buscamos, nos vemos, nos escuchamos, nos entendemos!

¡Los amo!

(*) Misiva depositada en buzón cibernético de un sobreviviente del COVID-19 del altiplano mexiquense, cuyo nombre sigue sin etiquetarse en el nuevo “INEGI”

Elton John: “Rocketman”:

https://www.youtube.com/watch?v=r_QZe8Z66x8

David Bowie: “Starman”:

David Bowie Starman (1972) official video

 

David Bowie Starman (1972) official video

Letras Didn’t know what time it was and the lights were low I leaned back on my radio Some cat was layin’ down s…

 

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