Epístola Secular: De Victimario a Víctima. (Del odio al amor no hay más que, CONAPRED de por medio, una Carta Pastoral)

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“No venimos a hacer la guerra a la fe sino a los abusos del clero. Nuestro deber como mexicanos no es destruir el principio religioso sino los vicios o abusos de la Iglesia para que, emancipada la sociedad, camine”… *(Ignacio Ramírez El Nigromante)

Por: Juan Ignacio Paulino Ramírez Calzada

El Obispo de Toluca, Francisco Javier Chavolla Ramos, ha emitido una “Carta Pastoral”, para informar a los fieles “…acerca de los recientes acontecimientos vividos en nuestra Diócesis”, en relación al Matrimonio Igualitario.

Inicia mostrando su “…respeto a todos: al Presidente, al Gobernador, a las Cámaras de Diputados y Senadores, y a los homosexuales” (nótese  quien se merece las mayúsculas), cuando lo que realmente importaría es que mostrase su RESPETO A LA LEY.

Después pasa al papel de mártir , el “pobrecito” ha sido denunciado por activistas de la Comunidad Lésbico Gay, ante CONAPRED (Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación) por “…manipular a las personas, a través de rezos, cantos e imágenes religiosas, y congregarlas para que se manifiesten por las calles de la ciudad de Toluca, con el objetivo de impedir que la legislatura reforme el Código Civil local, en armonía con lo establecido por la Suprema Corte de la Nación, en la tesis jurisprudencial 43/2015.” Si ya  olvidó tan pronto su escándalosa marcha, acompañado de distinguidos doblemoralistas, con estandartes de cofradías, del 29 de mayo, en vísperas de la aprobación del Matrimonio Igualitario por al Congreso Local, y sus todavía más escándalosos rezos, de rodillas, frente al Palacio de Gobierno, le podemos envíar los videos y fotografías que necesite para refrescar su memoria.

Continúa con su discurso de conmiseración, que no de misericordia, en donde, según él su corazón es “…traspasado por el odio, la calumnia, la injusticia, la falsedad, la manipulación, el pecado.” si esto no es un discurso de odio, no sé que debemos entender como tal. Inmediatamente después, en sacrílega arrogancia, se atreve a escribir  “Es para mí un honor que Cristo me una a su pasión; no importa que se burlen de mí y destrocen mi imagen denigrándome como una persona homofóbica” y para acreeditar que no es homofobia de lo que padece, exhorta a orar  “…por todas estas personas…que han sufrido mucho: han sido rechazados por su familia, incomprendidos, ofendidos , humillados….hacercándose a Jesús, como la hemorroisa, y tocando su persona, todos podemos ser sanados” Le recodamos que según la OMS (Organización Mundial de la Salud) la homosexualidad no es una enfermedad, luego entonces no requiere de ser “sanada”,  a propósito de su ejemplo, según  San Juan Crisóstomo, no es la ropa la que salva a la mujer, sino la intención de su fe.

Prosigue con su doble discurso: “No rechacemos a nadie….pero defendamos la verdad sobre el hombre y la mujer, y sobre la familia; protejamos a los niños que están en estado de completa vulnerabilidad…los quiero valientes, pero no agresivos…Dios está con nosotros…”  pero de los curas pederastas ni una palabra.

Al final, en paroxístico arrebato : “Si Dios quiere mi vida, yo se la entrego”. Como dice la juventud de hoy: ¿y eso qué?  Nadie quiere su vida, Monseñor, la única parte que ha puesto los muertos en esta batalla contra el odio y la discriminación ha sido la Comunidad LGBTTTI, 2.1 crímenes de odio al mes, sólo en el estado de México, los cuales por cierto, no han merecido ni siquiera un “Padre Nuestro” o un “Ave María” de su parte.

Lo que en realidad pretende su “Carta Pastoral” no es dar un mensaje de amor, sino de avallasamiento, de crear un clima de linchamiento hacia quienes sólo tienen en su defensa la Ley, la Razón y la Justicia.

Si se acudió ante el CONAPRED  ha sido porque es una de las instituciones que se ha dado el Estado Laico para garantizar la libertad y la no discriminación. Acudiremos a todas las instancias que sean necesarias, locales, nacionales o internacionales para denunciar cualquier acto de discriminación, venga de donde venga. No nos intimida su piel de obeja que poco a poco en su carta, se transforma en lobo ni su autoinmolación virtuosa. No necesitamos ni más ni menos de sus oraciones, que el resto de la sociedad.

Nos han despreciado tanto que ya los halagos ofenden.

Con amor valiente, quedo de usted.


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