Columna AL TANTO… Entre lluvia y temblores, en este mes de la patria ¡viva México!

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José Antonio Ortega

Imagen principal de Sandra Gabriel

Algo tiene de festivo y trágico septiembre. Con sus banderas y rehiletes tricolores, que inundan las calles. Con el escudo nacional que resalta en medallones, pendones y pasacalles. El águila y la serpiente, el nopal y sus tunas: síntesis del origen y la esencia mexica. Corazón del lábaro en el que confluyen el verde, el blanco y rojo.

Festivo como sus fiestas patrias, tan venidas a menos por la pandemia. Gozoso por las delicias gastronómicas que nos regala. Con sus chiles en nogada. Pambazos, tostadas, flautas, tacos dorados y pozole. Las aguas frescas de tuna, horchata y sandía. Los infaltables buñuelos, bañados con su miel de guayaba y piloncillo, como postre.

Tequila, mezcal, pulque, charanda o sotol para animarse. Corridos, huapangos y polcas, para entrar en ambiente. Sones y jarabes de la Mixteca y Veracruz. Las jaranas, la trova yucateca. Los sones y pasodobles que resuenan a golpe de marimba en Chiapas. Todo el folclor de nuestra tierra, toda la alegría para la Noche Mexicana.

Vistosos y coloridos son los trajes regionales mexicanos. Engalanan la festividad el traje de charro y de china poblana. El huasteco, tan común a: Tamaulipas, San Luis Potosí, Hidalgo y Querétaro. El traje elegante de Nuevo León, el típico jarocho de Veracruz o el tehuano de Oaxaca. El terno y el traje mestizo en Yucatán o de parachichos y chiapanecas de Chiapas, por si faltaran más.

Trágico como sus desastres naturales. Por los tristes recuerdos que dejó el paso de devastadores sistemas ciclónicos. Janet en 1955, Liza en 1976 o Gilberto en 1988. Qué decir de Ingrid y Manuel en 2013, el mero Día de la Independencia. Huracanes que dejaron severos daños y zozobra.

Los poderosos sismos del 19 de septiembre de 1985, con su réplica tres décadas después en 2017. Movimientos telúricos que ponen en su justa dimensión la fragilidad humana, ante la fuerza de la naturaleza. Deslizamientos de tierra y desgajamientos de cerros, acompañados de terribles inundaciones, como los que actualmente se padecen.

Acontecimientos históricos como el inicio de la lucha por alcanzar un México independiente. Una nación soberana que, paradójicamente, ahora depende de otras naciones. La guerra que perdimos contra Estados Unidos en 1847 y que pone de manifiesto que algo de trágico y festivo tiene el mes de la patria.

Mientras tanto…

Desde la comodidad de sus hogares, miles de compatriotas darán el Grito de Independencia. Por aquello de la sana distancia. Para evitar el incremento de contagios por Covid-19. No habrá concentraciones masivas. No al menos en la plancha del Zócalo de la capital del país.

Habrá Grito, no tengamos la menor duda. El simbólico ritual se llevará a cabo. Será transmitido por la televisión, en tiempo real, a través de plataformas digitales. Veremos a distancia el simbólico ritual. La aparición del presidente de todos los mexicanos en el balcón central del Palacio Nacional.

Por segunda ocasión vendrá la arenga ante un zócalo desierto. La remembranza de Don Miguel Hidalgo y Costilla, Morelos, Aldama, Josefa Ortiz de Domínguez, Allende y Guerrero, entre los héroes que nos dieron patria. Pero también algún añadido del presidente en turno y muchos vivas.

No será la arenga del cura de Dolores Hidalgo, Guanajuato. No la de aquel párroco que aquella madrugada del 16 de septiembre de 1810 no encontró más recurso que “ir a coger gachupines” y que enarbolando un estandarte estampado con la figura de la virgen morena inició la gesta independentista.

No hay testimonio por escrito de su arenga. Los historiadores rescatan diversas versiones. Por lo que quizá una que resume el sentir de la época pueda ser esta:

¡Viva la América! ¡Viva Fernando VII! ¡Viva la religión y mueran los gachupines! ¡Viva la religión católica! ¡Viva Fernando VII! ¡Viva la patria y reine por siempre en este continente americano nuestra sagrada patrona la virgen de Guadalupe! ¡Muera el mal gobierno!

Por lo tanto…

Olvidemos por unas horas los dimes y diretes de la política. Los acomodos y reacomodos en la recién instalada Cámara de Diputados. La estrategia de un gobierno que se encuentra a la mitad del camino. La consulta popular y la revocación de mandato. La discusión por el presupuesto de egresos de la federación para el 2022.

Más allá de las angustias y pesares, de la pandemia, de una economía que, como que avanza pero que no avanza, de la política y los políticos: celebremos. Después de todo tiene razón el presidente al señalar que después de la Navidad, el Grito de Independencia es para todos los mexicanos la mayor festividad.

Se trata de una noche festiva y gozosa. Así que levante su banderita, sople su rehilete tricolor, y grite a todo pulmón ¡Viva México! ¡Viva México! ¡Viva México! Después de todo es una noche libre que nos recuerda que el mes de la patria, algo tiene de festivo y de trágico.

 

 

 

 


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