Columna AL TANTO… Pese a todo recibimos al invierno y navidad con mexicana alegría

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José Antonio Ortega

Inició el invierno en el hemisferio norte. La gélida estación entró este lunes, tres minutos después de las cuatro de la madrugada. El frío ambiente preludia Navidad: la época más bella del año. Ocasión propicia para el encuentro cálido con la familia y los amigos.

La escarcha que blanquea las hojas de árboles y plantas lo confirma. Sin embargo, el penúltimo lunes de diciembre luce diferente. La incertidumbre que genera la pandemia permanece. A punto de cumplirse un año de la aparición del SARS-CoV-2, el virus ha mutado. El desasosiego, que ha logrado cruzar las cuatro estaciones del año, se mantiene.

El Reino Unido alerta al mundo. Informa sobre el surgimiento de una nueva variante. El virus que provoca el síndrome respiratorio agudo grave, se potencia. La cepa se originó al sureste de Inglaterra. Pero ya llegó a Dinamarca, los Países Bajos y Australia. Así lo confirma la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La cantidad de contagios va en aumento. Día con día, incrementa el número de infectados… el número de decesos. Los datos son duros, durísimos: más de 76 millones 704 mil casos y cerca de un millón 691 mil muertos, estremecen a todos los países del mundo. Son los datos de la Universidad John Hopkins, para un tema global.

Imagen de Masum Ali en Pixabay

Estamos cerca del primer aniversario de la aparición del Covid-19. En medio de un panorama desalentador. La pandemia amenaza el cierre de fronteras, la Navidad y los festejos de fin de año. Otra vez el confinamiento a rajatabla. Lo mismo en Londres que en Italia o Alemania. Europa está en alerta máxima.

Los representantes de los 27 países que integran la Unión Europea se reúnen. Dialogan y urgen a sus miembros tomar medidas drásticas. La nueva cepa del virus  puede ser más contagiosa. Comienza el cierre de fronteras a vuelos procedentes de Reino Unido. A partir de este domingo y hasta el 1 de enero de 2021, en principio.

Al veto se suman, en mayor o menor medida, una veintena de países de la comunidad europea y otras naciones allende sus fronteras. Temen que el virus mutante sea resistente a la vacuna Pfizer/BioNTech que aplican masivamente en Reino Unido y en la Unión Americana. Instan a extremar precauciones.

Preocupa sobremanera que la nueva variante pueda nulificar los efectos de la Sputnik V con la que se inocula a la población de Rusia. O los beneficios de otras vacunas como la Sinovac generada en China, la británica Oxford-Astra-Zeneca y la estadunidense Moderna.

La misma preocupación comparten algunos países de América. Canadá, Argentina, Chile, Perú y Colombia han decidido limitar el número de vuelos y la entrada de pasajeros procedentes de Reino Unido a su territorio. Pero en nuestro México lindo y querido, seguimos sin creer.

Quizá porque el 70 por ciento de los 31 millones de compatriotas que se habrían contagiado, no presentaron síntomas. O tal vez porque preferimos desdeñar el riesgo que acecha a 93 millones de mexicanos. Pasamos por alto los datos que dio a conocer el Instituto Nacional de Salud Pública. Los resultados de sus pruebas y encuestas.

México es un país de contrastes. Así lo demuestra un sistema hospitalario colapsado. Aeropuertos y terminales de autobuses saturadas. Destinos turísticos de playa y supermercados abarrotados. Nadie o casi nadie quiere permanecer en casa. Los que se quedan celebran reuniones, fiestas y posadas.

Mientras tanto…

En la zona más poblada del país. En una decisión conjunta -con altitud de miras- la gobernadora de la Ciudad de México y el gobernador del Estado de México, en coordinación con la Secretaría de Salud federal, determinaron pasar a semáforo rojo a partir del pasado fin de semana y hasta el 10 de enero de 2021.

Claudia Sheimbaun Pardo y Alfredo Del Mazo Maza decidieron priorizar la salud de sus gobernados. Asumir el costo político  que conlleva el cierre de negocios no esenciales. Reducir la movilidad y convocar a la ciudadanía para que actúe de manera responsable y solidaria.

Pero la realidad es otra. Caso omiso al llamado para evitar los festejos, las reuniones, las posadas y convivios propios de la temporada decembrina. Incredulidad como toda respuesta ¡Qué viva la pachanga y el bailongo! Así es el espíritu festivo de una buena parte de los cerca 23 millones que conforman la zona metropolitana de ambas entidades.

El gobernador Del Mazo durante el anuncio del regreso a Semáforo Rojo.

Y qué decir de las medidas de mitigación y protección básica, repetidas hasta el cansancio: mantener la sana distancia, evitar salir de casa, intensificar el uso de cubrebocas, el lavado frecuente de manos y la atención oportuna ante la aparición de cualquier síntoma de la enfermedad.

Estamos en el semáforo epidemiológico rojo. Restringidos a realizar únicamente las actividades esenciales, como lo explicó el médico Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención Promoción de Salud de la Salud del Gobierno de México y vocero de la pandemia.

De regreso, como al inicio del año. Sólo se permitirá la venta de alimentos sin preparar y preparados pero –exclusivamente- como servicio de entrega. Se mantiene la actividad de los sectores de energía, transporte, manufactura, salud, los servicios funerarios, de construcción, financieros y el servicio de telecomunicaciones.

Así también la fabricación, comercialización y venta de medicamentos. Continuarán funcionando talleres de reparaciones y refacciones, los servicios que brinda el gobierno en los sectores tributario, de seguridad, emergencias, obra pública, agua y los servicios necesarios para su operación.

Tal como se anunció, permanecerán cerrados durante este periodo: los gimnasios, cines, plazas comerciales, iglesias, bares, antros y museos. Así será, hasta el próximo 10 de enero, si es que todo va bien.

Por lo tanto…

Preparémonos para una Navidad exclusivamente familiar. Una Nochevieja sin invitados. Estemos muy atentos a las noticias sobre el tema. Es una cuestión de vida o muerte. Tengamos en cuenta las proyecciones del Instituto de Métricas y Evaluación de Salud de la Universidad de Washington.

Una institución seria y prestigiada que ya lanzó también una señal de alerta. Que advirtió que, si las medidas de mitigación se relajan, en el inicio de la primavera de 2021 -a finales de marzo- México estaría superando los 166 mil decesos por Covid-19.

La prospectiva precisa que, para el primer día de abril del año entrante, tendríamos 166 mil 604 defunciones lo que representaría un incremento de 48 mil muertes. Con el uso de cubrebocas únicamente habría 35 mil más. No es un panorama halagüeño, pero es un tema que debería de tomarse muy en cuenta.

Cosa de recordar que esta universidad acertó en una predicción. Señaló que para las últimas semanas de diciembre, fallecerían en México alrededor de 117 mil 122 compatriotas. Cifra muy lejana a la realidad que nos toca vivir en el inicio del invierno de este fatídico año.

Tengamos en cuenta que el número de mexicanos contagiados, podría ser 25 veces más alto que las cifras oficiales. Al menos ese es el resultado que arrojó la encuesta del Instituto Nacional de Salud Pública y que dio a conocer recientemente su director general, el doctor Juan Ángel Rivera Dommarco.

Hagamos caso de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición. No olvidemos que el 75 por ciento de los mexicanos no tenemos inmunidad. Que casi cien millones de personas estamos en riesgo de ser contagiados por la nueva cepa que -es muy previsible- llegará volando desde el Reino Unido hasta nuestro país, en estos días.

A pesar de todo lo antes descrito, esta columna miscelánea, celebra la llegada del invierno con mexicana alegría y aprovecha la ocasión para desear a sus lectores una ¡Feliz Navidad!

Foto: Gazrock en Pixabay


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