Columna VERDADES MENTIROSAS… John Lennon, nada ha cambiado tu mundo

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“El mundo está gobernado por dementes, con propósitos y métodos dementes”.

John Lennon

 

 Gerardo Lara 

Hace 40 años Mark David Chapman asesinó de 5 tiros a John Lennon dándole a su vida un colofón trágico, sangriento y absolutamente coherente con el carácter dramático que lo acompañó desde su nacimiento. En perspectiva, la vida, obra y muerte de Lennon conforman uno de los dramas más perfectos del siglo XX y uno de los que más trascienden en el imaginario del XXI.

Corría el año de 1980 y yo acudía diariamente a la Cineteca nacional, el 9 de diciembre por la mañana me formé para entrar a una función de la Muestra Internacional, de pronto aparece en la fila mi amigo Enrique Estévez que estudiaba en el CCC (Centro de Capacitación Cinematográfica), no iba a ver una película, me estaba buscando y en aquella época (sin celulares) era usual encontrarnos en alguna sala de cine; quería darme una noticia: ¡mataron a John Lennon ayer en la noche”!- me soltó a bocajarro.

Lo que siguió fue la invasión del fluido amargo de una tristeza incomprensible; incredulidad, negación, asimilación del macabro acontecimiento, rabia, impotencia, llanto inconsolable, borrachera, reuniones, canciones, vigilia interminable; no dejábamos de repetirnos lo increíble que resultaba que un pacifista radical muriese de manera violenta, asesinado con premeditación, alevosía y ventaja.

Aquella noche del 8 de diciembre de 1980, John Lennon y Yoko Ono salieron de una grabación y se dirigieron a su departamento en el edificio Dakota en nueva York, al llegar, un auto estacionado frente a la puerta no permitió a su limusina blanca entrar al edificio; así que el chofer se aparcó unos metros adelante; desde las sombras apareció Mark David Chapman con su famosa frase:¡Mr. Lennon!, John lo reconoció porque ¡horas antes le había autografiado un álbum de Double Fantasy!, entonces Chapman en posición marcial(de alguien entrenado), vació su pistola y mató al ex Beatle. Cabe recordar que en octubre, el asesino ya se había acercado al músico con intención de liquidarlo.

La tragedia que acabó con la vida de John Lennon, lo encumbró en el pedestal de figura trascendental e imprescindible de la historia contemporánea y le da en los anales de la música moderna la categoría del auténtico rebelde, el rockero más sólido, cuyos alcances van más allá del rock, de la música, de la corrección política o la benevolencia moral, un icono de la irreverencia contestataria y a la vez uno de los máximos luchadores por la paz mundial.

La saga que culminó con la muerte de John Winston Lennon, es digna de un drama shakesperiano; se encadenan una milagrosa sucesión de acontecimientos, que, a la luz del personaje y su entorno, crean desde la perspectiva histórica, una lógica interna implacable, tal como lo exige el drama perfecto. La trama sorprendente se desarrolla con inusitada fluidez y parece confirmar el proverbio de la cultura Paquimé: “las cosas siempre se acomodan a cómo van a ser”:

Los capítulos son precisos: La orfandad que culmina con la muerte de su madre Julia, arrollada por un conductor ebrio frente a los ojos de John y que le llevo años después a componer, ya con PLASTIC ONO BAND la superlativa MOTHER, que comienza con responsos mortales y confiesa entre gritos desgarradores: Madre me tenías, pero nunca te tuve, te quería, pero tú no me quisiste, así que yo solo tengo que decirte……. Adiós, adiós”.

La saga continúa con The Beatles cuya formación está llena de factores azarosos, como aquel concierto de los Quarry Men en la iglesia de San Peter en donde se conocieron Lennon y Paul McCartney, capítulo que tiene su punto culminante con el rompimiento del grupo después de un éxito arrollador, lleno de momentos estelares e instantes agrios, llevados al hartazgo, con John Lennon en medio de un matrimonio, un hijo y un divorcio y sus provocaciones de bromista juvenil arrogante “somos más populares que Cristo” y en plena experimentación con LSD. Hasta el choque con Paul McCartney, enfrentamiento conceptual que en el fondo plantea el dilema sobre el sentido de la música y que podríamos ejemplificar con su disputa sobre “Obla di Oblada”, canción que Lennon detestaba y se oponía a grabarla, mientras que Paul hacía que se repitieran tomas hasta el agotamiento, y la culminación del acto con la aparición providencial de Yoko Ono y el rompimiento irreversible del cuarteto de Liverpool. Lo que tejió la popular leyenda negra de que Yoko Ono es la culpable de la separación de los Beatles, VERDAD MENTIROSA, que en todo caso habría que agradecerle y no reprocharle.

El hartazgo llevaría a Lennon a decir, años después: Todos los jodidos discos de The Beatles me desagradan, habría que rehacerlos.

Comienza entonces el drama Post/Beatle, que tiene como antecedente la devolución de la Medalla de Miembro de la Orden del Imperio Británico, aduciendo su repugnancia por el colonialismo británico y su enojo por la censura a su rola OLD TURKEY. El joven gracioso y rebelde adquiere conciencia social, acicateado por la guerra de Vietnam se convirtió en uno de sus opositores legendarios, paso a paso se ganó su inclusión entre los  enemigos del Estado, hizo alianzas con activistas radicales como Jerry Rubín, Abby Hoffman o Bobee Seal, todos en la lista negra de la CIA Y FBI, activismo que tiene como punto culminante el concierto por la liberación de John Sinclair el 10 de diciembre de 1971 en Arbor Michigan, exitoso evento que provocó que la FBI abriera el expediente sobre John Winston Lennon; es un capítulo casi de aventuras: participación en marchas pacifistas, creación de canciones que se convirtieron en himnos del movimiento,(imagine, Give Peace a Change, Power To The People, implementación de  actos poéticos como sus performance con Yoko o los cárteles gigantescos  que llevaban por el mundo el mensaje Happy Xmas (War Is Over), todo acompañado de intervención telefónica, por parte de la FBI. seguimiento presencial, acoso migratorio que durará años y pasará por intentos de deportación, apelaciones, acusaciones de posesión de marihuana, a tal grado que en una entrevista con el periodista Paul Krassner en 1974, el músico advirtió. “Si nos pasa algo a Yoko o a mí no será un accidente”. Después vendrá la victoria que le permitiría residir en nueva York en el edificio Dakota ¡frente al que sería asesinado!

Y así llega el capítulo final determinado por el nacimiento de su segundo hijo y su fasceta de padre devoto, acompañado de su poderosa e inmortal vuelta a la música con Double Fantasy.

Aquella mañana del fatídico 8 de diciembre de 1980 La fotógrafa Anna Leibovitz asistió al edificio Dakota a una sesión de fotos, ahí grabó una conversación que se conoció apenas hace 10 años, en la que se escucha a Lennon decir: “No quiero ser una mierda de héroe muerto”. Al salir de la sesión John y Yoko fueron a una entrevista sobre el lanzamiento de Double Fantasy, ¡el álbum que le firmó a su asesino el día del asesinato! Vaya perfección del desenlace.

Más allá de teorías conspirativas es un hecho que John Lennon era muy incómodo para el Estado, en palabras de su viuda Yoko Ono: «Si solo se hubiera concentrado en seguir escribiendo bonitas canciones, hoy estaría todavía vivo.

Los medios se burlaban y ridiculizaban los actos poéticos pacifistas de Lennon y Yoko, de sus cotorreos mediáticos encamados en hoteles de lujo, John llegó a decir al respecto de las burlas unas palabras que hoy suenan macabras: “Qué bueno que se burlen porque a toda la gente que la toman en serio como Martin Luther King, Kennedy y Gandhi les pegan un tiro”. No cabe duda, Lennon es un personaje en el que todo encaja a la perfección

A 40 años del asesinato la saga no ha podido cerrarse, como suele suceder en historias enmarcadas por la magia de la poesía, sirva recordar un fragmento de la inmensa Acrosse The Universe que nos revela su dimensión poética; “Charcos de dolor, olas de alegría/Están a la deriva a través de mi mente abierta/Poseyéndome y acariciándome/Nada va a cambiar mi mundo”  

 …Y tal como lo predijo, nada ha cambiado su mundo, la utopía que concibió y se convirtió en IMAGINE no se vislumbra en ningún punto del horizonte, con las fronteras más cerradas que nunca, el racismo en la cresta de la ola, un genocidio pandémico y la creciente restricción de libertades…

Que desgracia John…nada ha cambiado tu mundo. Desde aquí te preguntamos cuarenta años después, los que lloramos aquella noche: ¿ya sabes que se necesita”?


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