Columna AL TANTO… Entre la pandemia y el duelo nacional: la muerte tiene permiso

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José Antonio Ortega

El aromático camino naranja y amarillo, los conduce al altar. Las ánimas lo saben. Por eso acuden puntualmente a la cita. Se asoman a las puertas del Mictlán que se abren y les franquean –como cada año- la entrada al mundo de los vivos. Sólo por unas horas, un par de días, si acaso.

La senda de pétalos de cempasúchil, es señal de bienvenida. El banquete está dispuesto. Sobre el mantel blanco y la sal: comida, bebida y pan de muerto, el agua, velas y veladoras, copal y cruz de ceniza, calaveritas de dulce. Pero también el izcuintle, papel picado y petate, los retratos de los seres queridos y las flores.

Nube, terciopelo o mano de león, crisantemos y claveles, acompañan al cempasúchil en ese altar dedicado a la festividad de todos los santos y la conmemoración de los fieles difuntos. Bienvenidos los que murieron siendo niños, los que fallecieron en la edad adulta.

Aquí les esperan dulces y juguetes para los niños, frutas, y la infaltable comida y bebida para los adultos. El uno y dos de noviembre, la muerte se enseñorea a lo largo y ancho de todo México. Día de muertos en el altiplano, Hanaal Pixaán en la península de Yucatán. Sin distinción de latitudes vivos y muertos convivirán.

Queda claro que en el sincretismo de nuestra cultura “El pueblo mexicano tiene dos obsesiones: el gusto por la muerte y el amor a las flores”, como bien lo consigna en su Discurso por las flores Carlos Pellicer (1899-1977), imprescindible poema a propósito de estas fechas.

Mientras tanto…

En el mundo de los vivos, por decreto presidencial, toda la nación está de luto. El lábaro patrio ondea a media asta, en el corazón de las ciudades. El jefe del Ejecutivo federal expresa así “sus condolencias y su más profunda solidaridad” con las familias de las cerca de 90 mil personas que han fallecido este año por culpa de la pandemia.

“Se declara duelo nacional los días 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre de 2020, en homenaje a los decesos de las personas que han perdido la vida en nuestro país a causa de la pandemia de enfermedad generada por el virus SARS-CoV2 (COVID-19) y como complemento a la conmemoración del Día de Muertos en México”. DOF: 29/10/2020

Pero la muerte tiene permiso y de la mano del coronavirus, cual veloz guadaña, se dio vuelo en estos días para segar la vida de alrededor de dos mil compatriotas más. Caso omiso al duelo nacional.  Acreditando lo frágil que es la vida y lo democrático de su actuar: ricos y pobres, niños y ancianos, mujeres y hombres, a ella le da igual.

La pandemia sigue y seguirá en nuestro México lindo y querido, en un momento en el que la vida pública está inmersa en lo electoral. En donde ni partidos ni gobernantes dan brinco sin huarache. Se confrontan, se alían, amagan y concilian en aras del presupuesto público, del tesoro nacional. Del pacto federal o del pacto fiscal.

Allí están, entre ellos, cuatro de los gobernadores que se van. Los que cumplen los seis años del mandato constitucional para el que fueron electos. Los que gobernaron o desgobernaron  sus respectivas entidades; los que serán sometidos al escrutinio y evaluación ciudadana el primer domingo de junio de 2021.

Javier Corral Jurado de Chihuahua, José Ignacio Peralta Sánchez de Colima, Jaime Rodríguez Calderón de Nuevo León, y Silvano Aureoles Conejo de Michoacán. Panistas, priistas, perredistas o independientes, aliancistas que sin importar el origen, el color o la ideología, reclaman más recursos del erario ¡Faltaba más!

Y ya que hablamos del erario, no podemos pasar por alto el generoso subsidio que por cerca de 200 millones de pesos otorgan las arcas de la nación a las nuevas agrupaciones políticas, investidas ya como partidos políticos nacionales: Partido Encuentro Solidario (PES), Redes Sociales Progresistas (RSP) y Fuerza Social por México (FSM).

O también -mención aparte- los cuantiosos recursos de Morena, el partido del Presidente de la República, que tan solo en este 2020 año ejerce por prerrogativas un presupuesto de mil 653 millones 944 mil 795 pesos para sus actividades ordinarias, y de 49 millones 618 mil pesos 343 pesos para actividades específicas, cualquiera que sea lo que eso signifique.

Quizá ello explique el por qué,  luego de más de un año de encarnizada lucha política y tres ejercicios demoscópicos realizados por Parametría, Covarrubias y Asociados, así como Demotecnia 2.0, el coordinador de los diputados federales de Morena, Mario Delgado Carrillo, se alzó con el 58.6% de preferencias sobre el veterano político de 87 años de edad Porfirio Muñoz Ledo y Lazo de la Vega, quien obtuvo 41.4%, resultado que hasta el momento desconoce.

Por lo tanto…

En la recta final de este annus horribilis 2020, con una pandemia galopante plagada de crecientes contagios en México y en todo el mundo, lo menos que los ciudadanos podemos esperar de nuestros gobernantes, de los partidos políticos nacionales, de sus dirigentes y militantes, es que velen por el interés nacional de las y los mexicanos.

Que tengan presente que la política es, de algún modo, el arte de la concertación y el acuerdo. Que no olviden que juraron guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la particular de sus estados y las leyes que de una y otra emanan. De no hacerlo la patria y la nación se los reconocerá o se los reclamará.

El nuevo tiempo mexicano nos exige nuevas formas de actuar. A todos por igual: a las niñas, los niños, adolescentes y jóvenes que están transitando del modelo de educación presencial al del aula virtual, a muchos profesionistas el teletrabajo, a los trabajadores informales nuevos protocolos sanitarios y a los políticos trabajar por el bien común ¡Que así sea!


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