Son tiempos en que saldrán encuestadoras hasta debajo de las piedras, pero la inmensa mayoría no tienen pies ni cabeza. Con dudosa metodología y más dudosas intenciones, pseudo medios periodísticos, principalmente digitales, confunden al ciudadano con supuestas encuestas en las que otorgan la victoria a los partidos y candidatos de su preferencia y sus intereses.
La autoridad electoral debe actuar y revisar que las encuestas que se difunden sean serias. La lluvia de cifras inventadas, lejos de conducir hacia un voto razonado, desquician la elección y generan desconfianza sobre la limpieza del proceso electoral, cuya pulcritud no solo debe promoverse desde los organismos electorales y los partidos políticos, sino desde los medios de comunicación y la ciudadanía.
Celebramos la libertad de expresión de la que gozamos en este país, pero rechazamos el uso irresponsable de esta libertad. Todos tenemos derechos a expresar, pero nadie tiene derecho a mentir.