*El español reflexiona antes de participar en el Torneo de Montecarlo.
Con Información de ATP
Rafael Nadal afronta el Rolex Monte-Carlo Masters con la ilusión habitual, deseando saborear uno de sus rincones preferidos del circuito. El inicio de la temporada batida es siempre un punto clave del calendario para el español, un punto de partida a tomar con especial apetito este año. El once veces campeón regresa a la competición tras dejar atrás las molestias de espalda que afloraron en el Abierto de Australia, el único torneo que ha disputado en la temporada.
“Me siento bien”, remarcó el español este domingo en Montecarlo. “Hace semanas que me siento bien y estoy entrenando a una alta intensidad, con una buena carga de trabajo. Empieza una temporada de tierra importante para mí y siento respeto por cada rival, pero esto con confianza de que pueda hacerlo bien, de que voy a competir bien y de que voy a jugar un buen tenis. Después, lo que pueda pasar ya se verá. Creo que he hecho las cosas adecuadas para llegar de la mejor manera posible aquí.
Tras una temporada 2020 marcada por la pandemia de COVID-19, una emergencia sanitaria que obligó a desplazar y reducir la temporada de arcilla, el español acude a su tramo predilecto del año repleto de motivación.
El año pasado solo jugué dos torneos sobre tierra batida”, recuerda el balear, que escaló hasta el penúltimo partido en el Foro Itálico antes de levantar su 13ª corona en la Philippe Chatrier. “No fue una gira larga. Ahora estoy emocionado. Más que por la temporada de tierra batida, que me encanta, por estar en Barcelona, Madrid, Roma, París,… Me encantan esos torneos. Por supuesto, no serán lo mismo sin el ambiente habitual».
La tradicional algarabía ahora deja paso al silencio. Los tumultos de aficionados, un gentío infinitivo que anhela un guiño del español, se convierte esta vez en pasillos absolutamente desiertos. Un ambiente opuesto a la postal clásica que año tras año deja Montecarlo a orillas del Mediterráneo.
“Cualquier evento sin público es menos”, reconoció el español, subrayando su conexión con los aficionados. El público es una parte muy importante del deporte en general. Sin público hay menos emoción. Claro que a todos nos gustaría que hubiera público”.
“Es un lugar muy especial, una situación y una configuración distinta del club, con menos gradas,… Estoy disfrutando de estar aquí delante del mar en un club precioso. Mucho más tranquilo que habitualmente por desgracia pero hay que mirar la parte positiva. Estamos en Montecarlo, estamos para jugar en un lugar fantástico y creo que en uno de los mejores clubes del mundo. Hay que intentar hacer las cosas de la mejor manera posible para jugar al nivel que necesito. En ese camino estoy”.
Enfocado en la misión de Montecarlo, donde opta a una nueva corona ATP Masters 1000, el mallorquín coloca la mirada en el presente. Los peldaños a escalar en una gira tan apasionante como larga que, al igual que cada año, deberá desembocar en París en las faldas del verano.
“Para Roland Garros quedan bastantes semanas, queda camino para mí hasta llegar allí. Ahora mismo la prioridad es Montecarlo. Cada torneo tiene un significado muy especial para mí en esta parte del año y quiero disfrutar cada torneo de manera particular y singular”.
“No estoy pensando más allá. Creo que Roland Garros se va a disputar con una normalidad dentro de las posibilidades que vayamos a tener en su momento. Depende cómo evolucione la pandemia. Confiemos en que la vacunación comience a ser más rápida de lo que está siendo. Ojalá que pronto podamos empezar a tener una vida un poquito más normal y agradable”.
